Elegir o decidir en el deporte: libertad, acción y responsabilidad

Elegir o decidir en el deporte: libertad, acción y responsabilidad

Elegir o decidir en el deporte: libertad, acción y responsabilidad

La falsa sensación de libertad

Se suele decir que todos los días tenemos la posibilidad de elegir: ser diferente o ser uno más, hacer ejercicio o entrenar, hacer deporte por diversión o ser profesional. Este abanico de opciones de “deber ser” parece confirmar que somos libres, aunque en realidad suele responder a obligaciones sociales y a expectativas externas. Cada elección, entendida de este modo, lleva una carga moral: lo correcto frente a lo incorrecto, lo fácil frente a lo difícil, lo premiado frente a lo castigado… Y un resultado final acorde a cada caso. Pero si la libertad se reduce a escoger entre alternativas dadas, ¿podemos hablar de verdadera autonomía? ¿es este un concepto de ‘libertad’ aplicable al deporte y a la toma de decisión en el deporte?

Diferencia entre elegir y decidir

Conviene marcar una distinción clave: elegir es obedecer; decidir es crear. Elegir significa aceptar un menú de posibilidades ofrecido por la sociedad, los patrones culturales o las estrategias de mercado. Elegir, en el deporte, desde esta perspectiva, sería tomar una posibilidad que existe y que yo debo utilizar o descubrir, pero ya me precede, mi único acto es utilizarla. Esto sería elegir ‘bien’ sobre una base de opciones ya dadas.

Ahora bien, el deporte es un lugar donde se suele manifestar la creatividad de las personas, por ello se dice que es un arte. En este sentido, decidir, cuando lo relacionamos al deporte y a la creatividad, implica generar condiciones propias (aunque siempre contextualizadas). Pero no de una vez y listo, sino todo un bucle de diferentes ensayos para una situación que nos permite explorar motriz y cognitivamente las diferentes posibilidades que ofrece y que también emergen de mi interacción con ella.

  • La elección es lineal e inmediata. Por ejemplo, seguir durmiendo o levantarse a entrenar: una opción será “correcta”, la otra “incorrecta”. Incluso más, desde cierta perspectiva, por ejemplo, en fútbol en un duelo de 2v1 encarar al defensor o jugar un pase (Obviamente si acertamos, sea cual sea la opción, la elección ha sido buena y si erramos, ha sido mala). La estructura es binaria.
  • La decisión se construye en el tiempo, está anidada en otras decisiones y tiene un carácter no lineal: es emergente. Una asistencia en un partido, por ejemplo, es el resultado de muchas decisiones previas que exceden la jugada puntual. Lograr un título universitario es resultado no sólo de guiarse por una vocación, sino de haber persistido en ella a través muchas mini-elecciones y decisiones.

Mientras la elección responde a lo inmediato, la decisión se vincula con la construcción de historia y sentido.

Decidir es crear condiciones de posibilidad

Las decisiones no son meras reacciones. Son procesos que abren mundos de significado. Implican conciencia en distintos niveles: a veces en la reflexión, otras veces en la acción misma del cuerpo. En el deporte, por ejemplo, ser consciente no es solo pensar de manera racional, sino también reconocer que nuestros movimientos tienen intención y generan efectos. En fútbol, por ejemplo, no es lo mismo entrenar ‘eligiendo’ entre dos o tres opciones de pase, que entrenar creando ventajas para mi equipo desde decisiones que no estaban en el libreto de nadie donde me estoy jugando la posesión de la pelota o su pérdida.

Decidir, por lo tanto, significa generar condiciones de posibilidad presentes y futuras que previamente no existían, es decir, que no eran opción. No se trata de un simple “elegir bien” o “elegir mal”, sino de crear un entramado de acciones y contextos que permiten que algo nuevo emerja.

Elegir es repetir, decidir es crear

En el ámbito del deporte esta diferencia es clara. Hacer diez series de un ejercicio en un entrenamiento intermitente puede ser simplemente repetir una tarea sin sentido, o puede convertirse en una decisión con múltiples sentidos: mejorar la capacidad metabólica, aumentar la velocidad, habituarse a un estado fisiológico para responder mejor en el juego.

  • Elegir implica reproducir un esquema dado.
  • Decidir es dotar de significado cada acción, incluso en el mismo ejercicio.

De allí que elegir es repetir; decidir es crear.

Responsabilidad y compromiso en las decisiones

Las elecciones suelen tener baja carga de responsabilidad, son genéricas y en muchos casos descontextualizadas. Al ser opciones pre-dadas, al venir formateadas desde fuera, quizás no me implico tanto. Por así decir, no son tan ‘caras’ para mí, no tienen un costo subjetivo alto e incluso más, el estar formateadas por fuera, puedo pasar de mi responsabilidad y echar culpas a otros.

Las decisiones, en cambio, conllevan una responsabilidad subjetiva enorme: se basan en la historia personal, en los deseos y en los objetivos que alguien quiere alcanzar. Decidir compromete con uno mismo, con el propio proceso vital, con mi propio deseo, con lo que quiero para mí hoy y mañana, y con todo el esfuerzo que he realizado para llegar a la decisión que hoy estoy pudiendo hacer..

Por eso, mientras elegir puede pasar inadvertido, decidir provoca vértigo: mueve la superficie bajo los pies, cambia estructuras y enfrenta de lleno con las consecuencias.

Libertad restringida o libertad creadora

En la vida cotidiana nos enfrentamos a elecciones constantemente. Elegir es importante y muchas veces necesario; contar con opciones preestablecidas ahorra tiempo, energía y recursos emocionales. Si tengo 30 minutos para comer, un menú me facilita las cosas frente a todas las opciones que me ofrece la carta. Sin embargo, la libertad de elegir está siempre restringida por esas opciones dadas.

La libertad de decidir es distinta: no se limita a lo disponible, sino que abre un campo infinito de posibilidades. Decidir es “patear el tablero”, inventar un orden nuevo que antes no existía, generar un sentido propio que no puede ser reducido a una simple alternativa. Decidir es un arte de vivir.

Entre lo dado y lo creado

Confundir elegir con decidir empobrece nuestra comprensión de la libertad. Elegir es necesario en lo cotidiano, pero decidir es lo que transforma una vida, un entrenamiento o un proyecto deportivo. La creatividad no surge de conformarse con lo que está disponible, sino de atreverse a inventar.

La pregunta es directa: ¿estamos eligiendo lo que nos ofrecen o decidiendo el mundo que queremos construir?


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